Por María Navarro

Desde hace años una leyenda ocupa los principales titulares noticiosos de varias prestigiosas publicaciones y resulta ser de un interés especial, porque relata el origen de la civilización sumeria. Sumeria fue una antigua civilización- quizás la primera- en el sentido contemporáneo en el planeta Tierra. Fundada hace 4000 años antes de Jesucristo. No se conoce de donde procedían los sumerios, su lengua era extraña; no tenía semejanza con ninguna lengua indoeuropea conocida, y se conoce únicamente, porque un pueblo posterior, Mesopotamia hacia el año 2370 A.C., recopiló extensos diccionarios sumerio-accadio. Los sucesores de estos últimos fueron los babilonios, asirios y persas. Se ha planteado que el origen de la civilización sumeria se describe por sus descendientes como de origen no humano, ejemplo de contacto extraterrestre, entre seres humanos y no humanos, a orillas del golfo Pérsico, pero es un tipo de leyenda que merece un estudio más cuidadoso. Existen 3 narraciones diferentes en la época de Beroso, sacerdote de Babilonia bajo el imperio de Alejandro Magno, respecto al surgimiento de OANNES.

Alejandro Polyhistor cuenta que Beroso, en su libro primero sobre la historia de Babilonia, informa que se conservaban documentos escritos que contenían la historia de los cielos y del mar, así como del surgimiento de la humanidad. En el primer año hizo su aparición de la parte del Golfo Pérsico que bordea a Babilonia, un animal dotado de razón, que se llamaba OANNES.

Todo su cuerpo era como el de un pez y debajo de su cabeza existía otra cabeza humana, así como también pies en la parte inferior como los del hombre, unidos a la cola del pez. Su voz y también su lenguaje era articulado y humano (su representación se conserva incluso hoy en los sellos cilíndricos Asirios del Siglo IX A.C. que se encuentra en el Dpto. de Asia antigua del Museo de Berlín). Este ser, durante el día solía conversar con los hombres, les enseñaba letras, ciencias y toda clase de artes. Les enseñó a construir casas, fundar templos, recopilar leyes y les explicó los principios de la geometría, asimismo les instruyó a suavizar los modales y humanizar al hombre. En todo ese tiempo no comía. Cuando llegaba el atardecer se sumergía en el mar y permanecía toda la noche en la profundidad, pues era anfibio. Abydenus narra que surgió durante el reinado Amillarus un ser llamado Annedotus muy parecido a Oannes. Apollodorus nos cuenta que durante el reinado de Ammenon, el Caldeo, apareció el Musarus Oannes. Otro segundo Annedotus y un tercero durante el reinado de Megalarus.

Años después reinó Otiertes, quien conoció un cuarto Annedotus produciéndose en esa época el Diluvio Universal.

Esta información de los escritores de la antigüedad dejó una secuencia notable de acontecimientos. La civilización sumeria se describe como de origen no humano, donde una sucesión de criaturas extrañas, en el curso de varias generaciones, indican que su único propósito fue el de enseñar a la humanidad.

¿Mito, leyenda o realidad?

Algo difícil de descifrar. Un misterio más de las profundidades del mar.