By Dr. Martin Aróstegui

The Grand Canyon, located in northern Arizona, is one of the most iconic natural landmarks in the United States and the world. Stretching 277 miles in length, up to 18 miles in width, and more than a mile deep, it stands as a striking testament to the power of geologic forces and the passage of time. Carved by the Colorado River over millions of years, the canyon reveals layers of colorful rock formations that chronicle nearly two billion years of Earth’s history. For visitors, the Grand Canyon offers both a breathtaking sight and an opportunity to reflect on the scale and beauty of the natural world.

The canyon’s geology is one of its most remarkable features. Each exposed rock layer tells a story of different environments that once dominated the region—ancient seas, desert dunes, and riverbeds that existed long before humans. The oldest rocks, found at the bottom of the canyon, date back to the Precambrian era and provide a glimpse into the planet’s earliest history. Above them are younger layers, such as the Kaibab Limestone, which forms the rim and is about 270 million years old. This geologic diversity not only fascinates scientists but also makes the Grand Canyon a living classroom for understanding Earth’s evolution.

Beyond geology, the Grand Canyon is home to a surprising variety of ecosystems. The vast difference in elevation from rim to river creates multiple climate zones, ranging from desert scrub at the bottom to forests of ponderosa pine on the North Rim. This diversity supports hundreds of species of plants, mammals, birds, reptiles, and amphibians. Iconic animals such as the California condor, bighorn sheep, and elk can be found in and around the canyon, highlighting the importance of the area as a refuge for wildlife.

For people, the Grand Canyon is not only a wonder to admire but also a cultural treasure. Indigenous peoples, including the Havasupai, Hopi, Navajo, and Hualapai, have lived in the region for centuries, considering the canyon sacred. Today, it attracts millions of tourists each year who come to hike its trails, raft down the Colorado River, or simply admire the sweeping vistas from the rim.

Designated a national park in 1919 and a UNESCO World Heritage Site in 1979, the Grand Canyon continues to inspire awe and respect. It is a reminder of nature’s artistry and the vast timescales that shape our planet, making it not only Arizona’s crown jewel but also a global treasure.

This photo essay pays tribute to this wonder of the world.

El Gran Cañón: Una Maravilla Natural de Arizona

Por Dr. Martin Aróstegui

El Gran Cañón, ubicado en el norte de Arizona, es uno de los monumentos naturales más emblemáticos de Estados Unidos y del mundo. Con 445 kilómetros de largo, hasta 29 kilómetros de ancho y más de 1,6 kilómetros de profundidad, se erige como un testimonio impactante del poder de las fuerzas geológicas y el paso del tiempo. Esculpido por el río Colorado durante millones de años, el cañón revela capas de coloridas formaciones rocosas que narran casi dos mil millones de años de historia de la Tierra. Para los visitantes, el Gran Cañón ofrece tanto una vista impresionante como una oportunidad para reflexionar sobre la magnitud y la belleza del mundo natural.

La geología del cañón es una de sus características más notables. Cada capa de roca expuesta cuenta la historia de los diferentes entornos que alguna vez dominaron la región: mares antiguos, dunas desérticas y lechos de ríos que existieron mucho antes de la aparición de los humanos. Las rocas más antiguas, halladas en el fondo del cañón, datan de la era Precámbrica y ofrecen una visión de la historia más temprana del planeta. Sobre ellas se encuentran capas más jóvenes, como la caliza Kaibab, que forma el borde y tiene unos 270 millones de años. Esta diversidad geológica no solo fascina a los científicos, sino que también convierte al Gran Cañón en un aula viviente para comprender la evolución de la Tierra.

Más allá de la geología, el Gran Cañón alberga una sorprendente variedad de ecosistemas. La enorme diferencia de elevación entre el borde y el río crea múltiples zonas climáticas, que van desde el matorral desértico en el fondo hasta los bosques de pino ponderosa en el Borde Norte. Esta diversidad alberga cientos de especies de plantas, mamíferos, aves, reptiles y anfibios. Animales emblemáticos como el cóndor de California, el borrego cimarrón y el alce se pueden encontrar en el cañón y sus alrededores, lo que resalta la importancia de la zona como refugio para la vida silvestre.

Para las personas, el Gran Cañón no solo es una maravilla para admirar, sino también un tesoro cultural. Pueblos indígenas, como los havasupai, hopi, navajo y hualapai, han vivido en la región durante siglos, considerando el cañón sagrado. Hoy en día, atrae a millones de turistas cada año que vienen a recorrer sus senderos, hacer rafting por el río Colorado o simplemente admirar las impresionantes vistas desde su borde.

Designado parque nacional en 1919 y Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1979, el Gran Cañón sigue inspirando asombro y respeto. Es un recordatorio de la maestría de la naturaleza y de las vastas escalas de tiempo que moldean nuestro planeta, convirtiéndolo no solo en la joya de la corona de Arizona, sino también en un tesoro mundial.

Este ensayo fotográfico rinde homenaje a esta maravilla del mundo.